Desengañémonos, los hombres han estado siempre mal gobernados, y lo
estarán hasta que dejen de existir. Los grandes políticos y estadistas han
escrito escrito excelentes excelentes sistemas, sistemas, admirables admirables planes, planes, donde se hallan principios principios
tan sólidos, verdades tan irrefragables, que es necesario carecer de
entendimiento para desaprobarlas; pero llega el caso de la ejecución, y todo
se trastorna; porque no pudiendo las leyes obrar por sí solas, es necesario
que los h b om res las ad ii m n stren; y como los h b om res tienen pasiones,
obran según sus pasiones, no según el espíritu de las leyes; y como la
multitud siempre es ignorante, fácilmente se engaña, y ella misma, buscando
la libertad y el bien, se forja las cadenas. Qué resulta de aquí, que somos
muy imperfectos, muy malos, muy feroces cuando se nos presenta la
ocasión de serlo y que los mejores sistemas de gobierno deben considerarse
como novelas muy bien escritas.