martes, 8 de septiembre de 2020

Epistolario Moratín

 Estoy en Roma desde primeros primeros de marzo; y como hago ánimo de

ver en el mes próximo a Liorna, Luca, Pisa, etc., antes de volver a

Bolonia, conviene que salga presto de aquí, para evitar el calor en

estas expediciones. Aquí me ha ido perfectamente; como bien,

duermo, me paseo, y de diez en diez días, a las siete de la

mañana, suena un golpecito en mi puerta: Chi é di lá?, y responde

una voz suavísima: Amici; abro y ecce Corinna venit; ciérrase la

puerta otra vez, corro mis cortinas cortinas y queda la estancia estancia iluminada iluminada

con tibia luz; coetera quid referam? La función dura tres o cuatro

horas, se concluye con dos potentes jícaras de chocolate, hechas

por estas doctas manos, un ósculo de paz, y a Dio carinna. Esto es

tratarse a la romana, a la cardenalicia; ni puedo ponderarte

cuánto me acuerdo de ti; tú que eres un estoico de cabeza y muy

epicúreo de corazón, vivirías aquí contentísimo...

R. Andioc, Epistolario de Leandro Fernández de Moratín, Madrid,

Castalia, 1973,