A la ausencia de Marina (fragmento)
Corred sin tasa de los ojos míos,
¡oh lágrimas amargas!, corred libres
de estos míseros ojos, que ya nunca,
como en los días de contento y gloria,
recrearán las gracias de Marina.
Corred sin tasa, y del cuitado Anselmo
regando el pecho dolorido y triste,
corred hasta inundar la yerta tierra
que antes Marina honraba con su planta.
¡Ay! ¿Dó te lleva tu maligna estrella,
infeliz hermosura? ¿Dónde el hado,
conmigo ahora adverso y rigoroso,
quiere esconder la luz de tu belleza?
¿Quién te separa de los dulces brazos
de tu Anselmo, Marina desdichada?
¿Quién, de amargura y palidez cubierto
el rostro celestial, suelto y sin orden
el hermoso cabello, triste, sola,
y a mortales congojas entregada,
de mi lado te aleja y de mi vista?